Inicio

viernes, junio 04, 2010

3 comentarios
Supongamos que Dios existe. Supongamos, también, que el hombre pecó y Dios decide no estar cerca de él. Luego, que Él impone una ley. Supongamos, entonces, que nadie puede cumplirla. Soñemos que Dios se hace hombre; Emmanuel, puede ser. Imaginémos que este Dios con nosotros cumple la ley impuesta. Inventemos que muere en nuestro lugar quitando de en medio El Pecado. Conjeturemos que el Salvador da vida eterna y juguemos a suponer, soñar, imaginar, inventar y conjeturar; una excusa para decir lo que queramos.
Comenzamos, comenzamos... ¡A escribir! Y a leer.