CARTA A UNA SEÑORITA EN SAN ISIDRO

jueves, agosto 29, 2013

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(paráfrasis)

Pero no le escribo por eso, esta carta se la envío…, me parece justo enterarla;

y porque me gusta escribir cartas, y tal vez porque llueve.


Cortázar


Me ha tocado mandarle esta carta, en vista de que nuestras vistas han sido escasas. Sí, ya sé que usted lidia con la Educación y eso requiere un esfuerzo mayor; sobre todo con esos niños que, uno no sabe, de dónde han salido. Puedo entender a plenitud su necesidad. Por eso le escribo esta carta, antes del mediodía, antes que el sol brille más y salgan las bestias defensoras de cosas que no hay que defender.

Aquella vez, no se lo he contado, ese compañero del colegio –a quien no veía hace tantos años, y cuyos pasos y voz me parecieron más lentos que mi recuerdo- seguía siguiéndome por todo el centro comercial. Yo ocupado en estar solo –ocupaciones trascendentales, ya me conoce- y él pisándome el ritmo de una conversación por la otrora vida. Pero me sorprendió con preguntas raras que hace la gente cuando uno ha olvidado el pasado, o cuando uno pretende que nunca existió y lo llena con memorias de hoy, que pueden ser más agradables; esos pensamientos de tolerancia y de aceptación que ahora arraigamos intentando y pretendiendo ser ‘los mejores’: “¿Todavía estás en eso del Cristianismo?”, me preguntó como quien guarda la esperanza de que haya sido una historia pasada.