(paráfrasis)
Pero
no le escribo por eso, esta carta se la envío…, me parece justo enterarla;
y
porque me gusta escribir cartas, y tal vez porque llueve.
Cortázar
Me
ha tocado mandarle esta carta, en vista de que nuestras vistas han sido
escasas. Sí, ya sé que usted lidia con la Educación y eso requiere un esfuerzo
mayor; sobre todo con esos niños que, uno no sabe, de dónde han salido. Puedo
entender a plenitud su necesidad. Por eso le escribo esta carta, antes del
mediodía, antes que el sol brille más y salgan las bestias defensoras de cosas
que no hay que defender.
Aquella
vez, no se lo he contado, ese compañero del colegio –a quien no veía hace
tantos años, y cuyos pasos y voz me parecieron más lentos que mi recuerdo-
seguía siguiéndome por todo el centro comercial. Yo ocupado en estar solo –ocupaciones
trascendentales, ya me conoce- y él pisándome el ritmo de una conversación por
la otrora vida. Pero me sorprendió con preguntas raras que hace la gente cuando
uno ha olvidado el pasado, o cuando uno pretende que nunca existió y lo llena
con memorias de hoy, que pueden ser más agradables; esos pensamientos de
tolerancia y de aceptación que ahora arraigamos intentando y pretendiendo ser ‘los
mejores’: “¿Todavía estás en eso del
Cristianismo?”, me preguntó como quien guarda la esperanza de que haya sido
una historia pasada.