VIENDO A DIOS

lunes, noviembre 25, 2013

1 comentarios


Como no hay espejos,
nos miramos las caras unos a otros para ver los frágiles que somos
y cómo vamos enfermando.
Danticat

He visto a Dios. Lo juro. Lo he visto tocarme, lo he visto sentarse a mi lado, lo he sentido cerca de mí. He visto al Jesús en el que creo: ese de la risa y el olvido1, el Jesús vivo, el de las acostadas tardes y las levantadas mañaneras.  He visto a Dios, lo sé. Y no lo vi cuando el predicador de turno me dijo, con aires de héroe épico, que cerrara lo ojos, que no lo viera a él, que mirara a Dios. No fue ahí cuando vi a Dios, porque me fue difícil mirar a Dios con los ojos cerrados y mi falta de imaginación, de vez en cuando.
Tampoco lo vi cuando muchos hablaban en Su nombre para darme bibliazos de moralidad cristiana, allá cuando mis fuerzas de la vida ya no daba un paso a la vez.