UN ESPEJO DIFUSO EN LA IMAGEN DEL SALVADOR

lunes, diciembre 16, 2013

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«Aquella piedra que los edificadores les pareció desechar vino a ser la Piedra Angular, y es, al tiempo, una piedra de tropiezo y una roca que hace caer»

Primera carta de Pedro 2: 7-8



La  idea de parecernos a Jesús es un asunto que podría exceder nuestra comprensión. Yo considero que, parecernos al Señor, no se traduce como una alienación de seres con la misma manera de pensar y la misma forma de proceder frente a los procesos de la cotidianidad.  Para mí, sin lugar a dudas, parecerme a Jesús es parecerme al mejor modelo de mí mismo que Dios está dispuesto a formar.

No estriba todo esto en únicamente aprenderme los versículos de la felicidad y las canciones de Navidades alegres; ser como Jesús es ser yo mismo frente a mis propias limitaciones pero en su versión mejorada frente a la cotidianidad de la que hablé.

En este orden de ideas, parecernos a Jesús es, en el sentido estricto, una metáfora a nuestra humanidad, es un estándar inalcanzable en esta vida, teniendo en cuenta que él es el prohombre de la creación. Sin embargo, este prohombre nos muestra su humanidad desecha, y ahí, justo ahí, nuestros caminos se han cruzado y ahí podemos creer y confiar en Él.