“…porque
de ellos es el Reino de los Cielos.”
Mateo
5:3
Las
iglesias de nuestro medio han vivido siempre un constante seguimiento a cada
moda espiritual que se aproxima. Hace algunos años, se ventilaban problemas
acerca de los mensajes subliminales en toda cantidad de canciones, haciéndonos
temerosos, incluso, de escuchar tontas canciones infantiles con el peso de que
éstas tuvieran una alabanza indescifrable para el diablo.
Luego
vino la prosperidad. Y ahí se quedaron muchos: el miedo de lo que se no se da
en cantidades monetarias, se traducía en una especie de maldición de un Dios
interesado, sin duda, más en el dinero y en nuestros bolsillos que en nuestro
corazón.
Así,
de rato en rato, las modas nos fueron llegando: la Escatología Bíblica, la
Guerra Espiritual, la Sanidad Interior, etcétera, etcétera; según los requerimientos
de los grandes referentes extranjeros, y nosotros con las sobras de lo que le
sobra.