PAUSA REQUERIDA

martes, septiembre 20, 2011

Después de escucharla en el anterior escrito (porque me pareció escucharte, no leerte), resuelvo vehementemente quedarme sentado esperando que usted, amada morena picante, me dé la ocasión de la segunda parte de lo que, en primera parte, señaló.
Y suscitan para mí, analogías cuando leo a Borges en su epígrafe, cuestionando el castigo de un Dios al enfrentarnos con la inmortalidad.
Aprecio, en gran manera, leer que es Jesús quien nos otorga, a manera de reprimenda, por encima de nuestros errores manifiestos y zozobras llenas, vestirnos de eternidad cuando como Esperanza esperamos en Él. Y creo que este Jesús siempre optó (¿opta?) por lo difícil: la vida eterna más allá de lo sabido.
y pensé, al escucharla relatar (porque insisto en no leerte, sino en escucharte) aquello que el mismo carpintero dijo, hablando de puertas en la iglesia: las del Hades, no prevalecerán en contra ella (1).
Y fuera de los argumentos que usted, mujer liposuccionada, hará en contra de la Religión, no puedo pasar por alto lo que pensé al unir a Borges, Benedetti, a Cristo y a usted, entrañable licenciada y abogada, en que este Jesús resucitado, fuera de toda lógica humana, nos regalara desde su inmortalidad, el castigo hermosos de la eternidad.
La dejo, pues, para que nos diga más de su asunto primario, y me disculpo por interrumpir, casi sin saber, qué escribirá después.



1. Mateo 16:18

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