El principio del final.

miércoles, julio 07, 2010

Y sigo, o mejor, seguimos. Seguimos acercándonos más y más pero cada vez se aleja más y más, o mejor, lo hacemos alejar. No lo conozco aún del todo. Nunca lo he visto de cerca y me frusta la idea de que Él sí me vea, todos los días de mi vida, o mejor, todos los días de Su vida. Ya crucé ese puente, y conmigo, llegaron antes y después, mis queridos amigos. Pero a pesar de ser libres, caímos, presa de la libertad no libertada, o mejor, no liberada. Nos rehusamos a darle rienda a los más sucios instintos de nuestros seres: poder sobre otras personas. Nos negamos a eso, o mejor, se la dejamos a Él; Él sí sabe cómo mandar. Arrastrados en frente de la comunidad, así nos sacaron de los templos, o mejor, de ese edificio erigido a sus orgullos. Algunos no estaban preparados, y los que nos tardamos en ser expulsados, hemos aprendido a morir y dejar vivir, o mejor, a vivir y dejar morir. Vivir y dejar morir, eso hizo Él, eso hizo Él.
Los inicios, eso pretendemos aquí, en la caverna. Entre risas y burlas, entre frustaciones y miserias, entre Él y Él, porque Él es donde comienza todo, o mejor, donde ha comenzado todo, y donde termina todo, o mejor, donde comienza todo después de que termine el primer intento. Así le llamo yo a este estado: el primer vuelo de Emmanuel, con ausencia de Él, pero con presencia de Él, porque Él es Él. Y Él soy yo, y yo soy un ápice de Él, pero yo soy todo Él. Y tú también. Siéntate, busca una piedra, la más lisa que se encuentre porque esto va a ser incómodo, pero cuando el sol se ponga y deje salir la luna golosa, te juro, te juramos, te jura, que estarás en paz. Libre e incómodo, así es el viaje cuando Él está.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Desde tu cueva: